“Israel es un país pujante, trabajador, respetuoso de los credos y de las posiciones políticas de los que no piensan igual, que cree en la democracia y su gente sólo quiere vivir en paz”

10/Mar/2011

Martín Kalenberg, CCIU

“Israel es un país pujante, trabajador, respetuoso de los credos y de las posiciones políticas de los que no piensan igual, que cree en la democracia y su gente sólo quiere vivir en paz”

Su extenso currículum es la forma más eficaz de presentarlo. Sucede que el abogado Ramiro Rodríguez Villamil fue, entre otros, subdirector de Planeamiento y Presupuesto de la Presidencia de la República (1970), gerente del Depto. Legal de Roche International (1971-1987), director Propietario del Grupo Radial Sarandí (1993-2000), director de la Televisión Nacional (Canal 5) entre 2002 y 2005, y asesor “Senior” de la “Société d´Investissements et Finances” SIF/Suisse, (2004-2007). Asimismo, es co-fundador del Semanario Búsqueda (1972), en el que escribe ininterrumpidamente desde entonces una columna de humor político (“No es Broma”) bajo el seudónimo de “Kid Gragea”. Integró las Comisiones Directivas de la Cámara de Comercio Suizo-Uruguaya (1972-1986), y de la Cámara de Comercio Uruguay-Israel (1989-1991), presidió el Instituto Cultural Uruguay-Israel (1983-1990), es Miembro de Honor de la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (1985), Miembro de la Academia Nacional de Economía (1976), cuya Comisión Directiva integra actualmente, miembro de la Comisión Directiva de la Alianza Francesa (1995-2000), de la Comisión de Honor del Mozarteum del Uruguay (1997), de la Fundación “Amigos del Museo Nacional de Artes Visuales” (1998-2007), de la Société Française d´Enseignement (2007), que es la Comisión Directiva del Liceo Francés, la cual preside desde agosto de 2008.Publicó “Empresas Multinacionales y Desarrollo Económico” (1987), “Régimen de Inversiones para Pequeñas y Medianas Empresas en América Latina” (1993), y “A sus Marcas” (1993) bajo su nombre, y “Martín García es Uruguaya” (1989) y “Festejen, Uruguayos” (2005), bajo el seudónimo de “Kid Gragea”.Obtuvo el “Premio Jerusalem” (1996) y es Caballero de la Legión de Honor Francesa (1997). Desde el año 2000 es Cónsul Honorario de la República de Estonia. A continuación un resumen de la entrevista que el portal web del CCIU mantuvo con Rodríguez Villamil:- ¿Cómo y cuándo comenzó su vínculo con lo judío?- A través del periodismo. Yo tenía a mi cargo la sección de política internacional en la Búsqueda de los primeros tiempos (1972 a 1981) y en mis columnas escribí varias veces en defensa de la posición del Estado de Israel en numerosos temas conflictivos. A raíz de esos artículos fui invitado a dar charlas en filiales de la B´nai B´rith, empecé a conocer gente de la colectividad judía, algunos de los cuales se volvieron entrañables amigos, que me permitieron conocer en profundidad la realidad judía, su cultura, su religión, sus posiciones políticas, su diversidad, su compromiso con Israel, y su extraordinaria riqueza espiritual.- ¿Alguna vez lo acusaron de ser “demasiado amigo” de los judíos? Y si le ocurrió, ¿qué contestó al eventual cuestionador?- Tal vez alguno lo pensó, pero nunca me lo dijeron. Lo que sí he discutido muchas veces con amigos que no son judíos, es el toque de antisemitismo sutil que hay en las personas que dicen, como justificativo de su simpatía por la colectividad, “yo tengo amigos judíos”. A esos siempre les digo “yo tengo amigos, y nunca se me ocurrió diferenciarlos, ¿por qué a ustedes sí?”- ¿Qué es lo que más le atrae de la cultura judía?- La profundidad y la espiritualidad que la inspira, la versatilidad, y la permanente actualización, sin perder nunca la vigencia de sus orígenes.- ¿Visitó Israel? ¿Qué le pareció?- Estuve tres veces en Israel. La primera vez invitado por el entonces Primer Ministro Menahem Begin, a raíz de un artículo que yo escribí en defensa del derecho indiscutible de Israel (y de cualquier estado soberano) de determinar cuál es su capital. Fue en oportunidad de la “Ley Jerusalem”, en 1980, propuesta en la Knesset por la diputada Gueula Cohen, por la que se decidió que Jerusalem es la capital “única, eterna e indivisible del pueblo judío”. Cuando muchas voces surgieron en contra de esa decisión (entre las cuales la del Vaticano y la de las Naciones Unidas, con la peregrina tesis de la “internacionalización” de Jerusalem en virtud de ser la capital espiritual de las tres religiones monoteístas), yo sostuve la tesis (basada en principios indiscutibles de derecho internacional) de que el Estado Judío era libre y soberano para fijar la ciudad que estimara conveniente para ser su capital (con el “pequeño” agregado de que el Rey David ya lo había resuelto hacía casi tres mil años entonces). Dije además que, con el mismo criterio de los partidarios de la internacionalización, podíamos sostener que París era la capital internacional del pensamiento, o Atenas la de la arqueología, y que a nadie se le ocurría discutirle a Francia o a Grecia qué ciudad podía ser su capital. Parece que a Menahem Begin le llevaron la traducción al hebreo del artículo de aquel loco suelto que iba a contramano, y decidió, a través de la embajada de Israel en Uruguay, invitarlo para que fuera a conversar con él. Estuve ocho días en Israel, me entrevisté durante una hora y media con el Primer Ministro, recorrí el país de punta a punta, conocí a mucha gente de diversos ámbitos, y a mi regreso escribí otro artículo con mis conclusiones, que no fueron sino ratificatorias de lo que había escrito. Ningún cristiano dejaba de ir al Santo Sepulcro, ni ningún musulmán era impedido de ir a la mezquita de Al Aksa, de la misma manera que los judíos iban a orar al Muro de los Lamentos. Y a muchas cuadras de todos esos sitios, la Knesset funcionaba legislando, y los poderes ejecutivo y judicial actuaban con total independencia de la libertad religiosa de todos los fieles de las tres religiones monoteístas. Una cosa es el mundo del espíritu, y otra el funcionamiento político de un gobierno y de un Estado.Las otras dos veces que estuve en Israel, en 1985 y 1987, fue en mi calidad de presidente del Instituto Cultural Uruguay Israel, para encuentros con colegas que tenían la misma función en otros países.De todas las visitas extraje las mismas conclusiones: Israel es un país pujante, trabajador, respetuoso de los credos y de las posiciones políticas de los que no piensan igual, cree en la democracia, y su gente sólo quiere vivir en paz. A eso le agrego que Israel tiene sólidas raíces en su pasado, pero es un país moderno, en el que se desarrollan la tecnología y la ciencia a velocidades que el resto del mundo no puede seguir.- ¿Cuál es su opinión acerca del viaje de los parlamentarios uruguayos a Irán? ¿Es necesario viajar a los países con los cuales un gobierno hace negocios? En ese caso, ¿son los legisladores quienes tienen que ir?- Me parece un desacierto. Más allá de irle a rendir culto y respeto a un sicópata criminal como Mahmud Ahmadinejad (en especial las señoras diputadas, que se fueron a disfrazar con los mantos y trapos cubriéndose la cabeza como deben hacerlo las mujeres musulmanas, a las que tanto defienden desde aquí cuando las postergan, las esclavizan y hasta las lapidan, pero allá fueron a darle la manito y sonreírle) no había ninguna razón válida para que fueran parlamentarios en esa visita. Si lo que se quiere es estrechar vínculos comerciales, que lo hagan los funcionarios diplomáticos encargados de venderle arroz y carne ovina. Pero los diputados tienen que legislar, y si viajan, hacerlo para encontrar otros legisladores de otros países en encuentros interparlamentarios.- ¿Qué opina sobre el reconocimiento de Palestina por parte de algunos gobiernos latinoamericanos?- No me parecería mal, en la medida que el reconocimiento estuviera supeditado a que ese estado palestino reconociera y respetara el Estado de Israel. Pero así como lo hicieron, con un cheque en blanco (incluso algunos de ellos extendiendo los límites a las fronteras previas a 1967) me parece un grave error.- ¿Cómo avizora el futuro de Medio Oriente?- Me temo que estos países feudales (Túnez, Egipto, Yemen, ahora Libia en pleno incendio) tienen un futuro peligroso, muy expuesto a la profundización del extremismo islámico. Y me parece una ingenuidad occidental decir y esperar que estos países procuren democratizarse. – ¿Cómo surgió el personaje Kid Gragea? ¿Hace cuánto que publica en Búsqueda con ese seudónimo?- El personaje de Kid Gragea nació en plena dictadura, cuando había muchas cosas que no se podían decir, y en Búsqueda encontramos que el filón del humor permitía satirizar situaciones y criticar decisiones haciéndolas aparecer como surrealistas, pero con un trasfondo de realidad. Mientras Búsqueda era mensual (1972-1981) salieron artículos dispersos, cada vez que encontrábamos que había algo que había que criticar ridiculizándolo, pero desde que Búsqueda es un semanario (setiembre de 1981) he escrito mi columna semanal sin faltar nunca. Y la columna se llama “no es broma”, porque siempre versa sobre temas de la realidad cotidiana, por más que se enfoquen desde el humor o la sátira.- ¿Cuáles son los límites éticos en una columna de prensa humorística?- La mezcla de respeto, desfachatez, ironía, actualidad, valor, audacia, honestidad, perspicacia y un poco de inconciencia. Un cocktail que hasta ahora ha salido bien, por más que -durante el régimen de facto- a alguno de los mandamases no le gustó y le cayó pesado el trago, y clausuraron alguna edición por esa columna impertinente.- Luego de los atentados del 11 de setiembre de 2001 contra Nueva York, Kid Gragea tituló su columna “Osama maldito morite bien prontito”. ¿Fue una columna difícil de preparar?- Le puse los ingredientes arriba mencionados, y le agregué un poco de fastidio y de desprecio. No fue difícil. Y fue un imperativo moral. La volvería a escribir igual hoy.- ¿Cómo evalúa su pasaje como presidente del Instituto Cultural Uruguay-Israel? ¿Qué destacaría de ese momento?- Fueron muchos años en el Instituto (siete como presidente, entre 1983 y 1990) que recuerdo con mucho cariño, acompañado por personas que mucho aprecio (algunas desaparecidas, como Estela Castro, o el Coronel Edgar Morales) entre las cuales Marta Canessa de Sanguinetti, Julio Jaureguy, Antonio Seluja, Rodolfo Fattorusso. Hicimos mucho por el intercambio cultural de ida y vuelta entre los dos países, fueron años fermentales, muy ricos en experiencias, y muy satisfactorios.